España el séptimo país más digitalizado de la Unión Europea. De hecho, ha ascendido dos puestos en la última edición del Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI), publicado por la UE a finales del mes de julio. Este ranking clasifica a los Estados miembros según el nivel de digitalización y analiza sus avances relativos en el último lustro. En este listado, la economía española destaca por su grado de conectividad, en donde ocupa el tercer lugar de la tabla por segundo año consecutivo.
Asimismo, la tasa de personas con al menos capacidades digitales básicas es superior a la media de la UE (un 64 % frente a un 54 %). Sin embargo, el porcentaje de especialistas TIC, que apenas rebasa el 4%, no alcanza el estándar europeo, situado en el 4,5%. Esa escasez de expertos digitales avanzados es uno de los grandes hándicaps para el despegue de la economía digital. Especialmente para las pymes y las microempresas. Según María Lázaro, “la ausencia de talento digital se traduce en menos innovación, menos competitividad y menos capacidad para crecer”.
La directora de Desarrollo y Marketing de Adigital, asociación española que agrupa más de 500 empresas vinculadas a la economía digital, considera que la digitalización de las pymes debe apoyarse en un cambio cultural, inspirado por la capacidad innovadora de las denominadas “scaleups”. Es decir, empresas que han logrado crecer un 20% en los últimos tres ejercicios. “Nosotros tenemos identificadas 450 empresas con estas características, que son entidades de alto potencial que deben convertirse en el arquetipo de referencia para nuestras pequeñas y medianas empresas” indica.
Durante su exposición en C-Meet, el encuentro empresarial sobre innovación y digitalización, María Lázaro explicará algunas de las oportunidades que surgirán a medio plazo para acelerar la transformación digital del tejido productivo. Desde su punto de vista, la futura Ley de Startups o la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, que comienza en julio de 2023, constituyen una “ventana de oportunidad” para generar un ecosistema propio.
Sin embargo, el potencial de digitalización que tiene nuestra economía no impide a Lázaro ver también las adversidades. Aspectos como la escasa implementación de tecnologías avanzadas, las dificultades para captar y retener talento o la necesidad de una mayor colaboración de las empresas con las Administraciones y el sistema educativo son algunos de los retos a superar. “Si queremos una sociedad con más oportunidades y que garantice un modelo productivo competitivo y resiliente, la economía digital debería representar el 40% del PIB en España en el año 2030” matiza Lázaro. “Hoy por hoy, supone el 22%”.
Un desafío grande para el que España cuenta diversas fortalezas, como su posición estratégica en cuanto a conectividad y el vector de desarrollo económico que puede generar la lengua española en ámbitos como la inteligencia artificial. “Podríamos hablar casi de un ‘Spanish Single Market’, con más de 500 millones de hablantes” reflexiona la directiva. “Pero para ello es necesario que España defina su propia agenda y su propia estrategia dentro del planteamiento europeo” concluye.